miércoles, 9 de enero de 2008

Los pubs irlandeses, también llamados irlandeses

“Vamos al irlandés que hay al lado de no sé dónde”. Esta tenebrosa frase suele ser el preludio de una noche trágico, soporífera, sin emociones. Cuando alguien me propone ese plan tan aberrante siempre tengo ganas de contestar: “Eso, guau, y nos tomamos....una Guinessssssssss” (como diría Garfield, no palpites tanto, corazón mío).
La gente que va a los irlandeses es de muchos tipos, pero, sin temor a equivocarme, diría que el 90 o 95% de los que van habitualmente lo venden como irse de marcha o de copas o irse de fiesta. Hay que joderse.

Mis únicos buenos recuerdos de estos bares datan de final del siglo pasado, cuando iba a darme cuatro magreos prevaliéndome de la oscuridad y el anonimato feroz de esos locales. Cuantos más años pasan, más los odio. A priori, diría yo, que un irlandés tiene estas ventajas: suelen ser grandes y espaciosos, así que si va mucha gente cabe, tienen muchas pantallas y suelen dar fútbol, así que si quieres verte un Derby County- Quenn’s Park Rangers puedes....están llenos de rubias blancuchas, así que si quieres arrimar cebolleta.....Pero el caso es que siempre que me endosan este plan, ni voy a ver el fútbol, ni voy con mucha gente, ni me divierto, y de lo otro ni hablamos, que voy con la consorte. Entonces es cuando me fijo en que para pedir las cosas hay que pedirlas en inglés (¿??), que los precios deben incluir el cambio a libras, que están llenos de gente que no se lo pasa bien y que encima, no está bien que mires el fútbol, sino que tienes que asentir interesadísimo a tus acompañantes, porque se entiende que a un irlandés se va a hablar. Tomarse unas copas facilita las cosas, porque notas cómo la cabeza se relaja, los asentimientos te salen casi sin pensarlo y se te mueve el pie solo con el Wonderwall de Oasis. Hasta que llega la hora de pagar, y maldices en silencio aquella quedada y extiendes aparentemente impertérrito uno de los gordos mientras planeas dónde queda el bar más cercano en que puedas emborracharte más rápido y barato. Mientras, la responsable de la enésima quedada en Moore’s o Green’s o Sam’s te señala con ilusión una réplica de una cafetera irlandesa de los años cincuenta, que tienen en un cuadro justo al ladito de las rubias a las que estarías entrando de estar en otra Liga.....Dios Santo, franquicias del tedio, bares sin alma...Aparten de mí este cáliz, voy pensando, mientras entro en el siguiente bar, olisqueando ya el aroma de colonia con coca cola

Y mientras sigo bebiendo, continúo mi monólogo interior acerca de los irlandeses. Un irlandés en Parla, en Albacete. Joder, si tantas ganas tienen de ir a Irlanda, ¿por qué cojones no se ahorran los ocho euros semanales de la copa con irish cola y se compran un vuelo barato y se toman al mismo precio una copa (con medidor, eso sí) en el centro de Dublín y no en la calle Londres de Torrejón? Seguro que los mismos que se toman irish cola en el Cooke’s de huertas cuando se van de viaje a Praga lo primero que hacen es buscar el bar Pepe, regentado por Pepe, natural de Motril, que a los diez años se trasladó a la República Checa por una triste historia, y que sirve “Tapas españolas y tortilla auténtica” (seguramente también Pepe sirva un sucedáneo de sangría, a un precio probablemente sangrante). Pensándolo fríamente, podría darse la paradoja de que los mismos que se toman las copas en el bar irlandés de la calle Londres de Torrejón también se tomen las copas en Londres en el bar Torrejón. El mundo al revés, suelo pensar cuando llego a casa.

2 comentarios:

Edukipedia dijo...

Muy bueno, sí señor. Bien pueden tomar igualmente un irish en la calle Torrejón de Parla !!

Ahí le has dado, estuve en diciembre en una taberna irlandesa en la zona de Sol, y al leer tu blog, me he visto ahí, sin bailar, sin ver tv, eso sí, rodeada de casi todo, no sólo de irlandeses !

Olé !

vaderetrocordero dijo...

Joder, cojonutto post! Llego a este blog en calidad de colega del Vielba, y te enlazo. Loado sea el señor.