martes, 7 de octubre de 2008

WALK FIT: LA TIENDA EN CASPA



No puedo dejar de ver el equivalente al Teletienda en diversos canales del TDT. El Teletienda debe contener, sin duda alguna, sustancias adictivas ilocalizables, como la Doritina de los Doritos o eso que tiene la Ginebra con Coca Cola que no sabes qué es, pero que gusta. Mira que uno tiene el culo pelao de disfrutar de estos anuncios, pero nunca jamás había visto uno semejante. Un tal Stuart (el Animoso) que va de graciosete, una calentorra casi cincuentona (Mimy o Vivi, haciendo el papel de “se las sabe todas”) y un médico que no se quita la bata en ningún momento, persuadiendo al personal acerca de las bondades de Walk Fit, las plantillas definitivas para los pies que te dejan como una rosa: se te quitan callos, calenturas, durezas y lo que haga falta, hasta el mal olor desaparece así, como diría García, a vuela pluma. El doctor empieza con una sesuda y juiciosa afirmación: “las plantillas deben adaptarse a los pies, y no los pies a ellas”. Sí. Sí, tiene razón, y es que es verdad. No puedes evitar asentir en casa, casi hechizado. Inicia entonces una diatriba contra las plantillas convencionales, que son muchísimo más caras y encima te dejan como estabas. Estas no, estas te cambian la vida, dicen los tres. Y no es para menos. Imagínate poder volver a disfrutar de actividades como bailar (y sacan a una pareja muy salsera moviendo el esqueleto), ir a los bolos (el cincuentón a ras de suelo lanzando una bola medida) o a la compra (la verdad es que dan ganas de quedarte jodido, como estabas, para el plan que tienes) Y encima por 40 euros te llevas las plantillas junto con una emulsión analgésica para los pies, que con humor denominan “aceite que tonifica pies y alma” y un adaptador para sandalias (no corráis si veis a un guiri con sandalias, calcetines y una goma blanca y azul asomando por los piececillos rosas y ocres. No es un loco, más bien es un visionario: es uno del millón cuatrocientos mil beneficiarios de Walk Fit). El dolor hay que atajarlo asevera el doctor, porque empieza en los pies pero puede llegar a los tobillos, rodillas y pelvis. Vamos, que te vienen de perlas también para lo otro (no sería temerario hablar de “panacea”). Para añadir magnitud a la presentación, ésta se celebra en un jardincillo propio de boda civil norteamericana donde los novios se darían un buen beso de tornillo al oír el “ya puedes besar a la novia”, pero en lugar de esto, aquí tenemos al trío calavera y a una multitud muy heterogénea (que suponemos sufrirá de lo lindo los rigores del dolor de pies y los juanetes) pues aplauden enfervorizados, viendo la luz al final del túnel. Tienen a la parroquia entregada. Hacen un par de pruebas que ilustran con creces la grandeza del producto. Por si alguien pusiera en tela de juicio la comodidad de Walk Fit, primero botan una pelota sobre un tablero de mármol para que veamos qué saltos pega; efectivamente, parece que tiene vida la pelota, para luego quedarse quietecita sobre la plantilla y un vaso de tubo que la circunda. “Walk Fit es suave como un cojín”, se permite Stuart. Marea de vítores. Ahora una apisonadora de 10 toneladas para comprobar la resistencia diamantina de las plantillas. A lo de diez toneladas Stuart se marca un gracejo casi alucinógeno: “anda, casi lo que pesaba yo antes de adelgazar”. La sota de bastos no solo no se ríe sino que le reconviene con un poquito de raspe. Que esto es muy serio, tío. Ala, y las plantillas ni se inmutan. Aéreo del público estallando en aplausos. Cómo se lo montan, los tíos (la que han organizado). Ahora nos explican que tal ha sido el éxito y la revolución de esta agua bendita, que Walk Fit ha organizado un viaje a lo Kérouac por toda Norteamérica, únicamente para recoger testimonios de clientes agradecidos, clientes, por cierto, de toda índole. El evento se interrumpe para ponernos el vídeo del On the road: se enfoca la enorme furgoneta con la que recorren Norteamérica (por los colores, recuerda a las que utiliza Pocholo, por las dimensiones, pensamos más bien en la que se guardaba a Kit en el Coche Fantástico). Y es que la furgoneta es muy amplia, como exigen las circunstancias, y convenientemente decorada con el emblema de Walk Fit (una poco original huella de pie, Kelme podría demandarlos) y el motivo de celebración en grandes caracteres tipográficos: millón cuatrocientas mil unidades vendidas (otros tantos clientes satisfechos). Se inicia la rueda de testimonios: una sexagenaria que dice padecer artritis degenerativa (ponen una melodía lánguida, enfermiza, parece que se fuera a morir de un momento a otro), pero no, la señora dice que desde que se mercó las plantillas es una mujer nueva y ya hace de todo. El doblaje es tan entusiasta que parece que de lo contenta que está se fuera a trincar al bueno de Stuart (lo cual no sería de extrañar, puesto que en una secuencia posterior y particularmente delirante, se echa un garbeo de lo más atrevido con una negraza al principio recelosa pero finalmente atrapada por el mundo de ventajas de Walk Fit). Sale también una anciana doblada de una forma tan amateur que más que parecer un doblaje parece que las estuvieran imitando o contando un chiste sobre viejos en el asilo. Dice que ya no haría una maratón pero solo porque las milagrosas plantillas ya la han cogido muy mayor. Para que no pensemos que el producto es solo para abuelos, sale una morenaza rebelde, de muy buen ver, que, con estudiada dejadez, dice que se lo recomendó su madre, y mira que la hace poco caso a su madre, pero en esto tenía razón la vieja de los cojones. Y para terminar, el testimonio de un mormón o evangélico, así jovenzuelo, de treinta y tantos, que confiesa literalmente entre lágrimas, que él no estaba nada católico, pero lo que se dice nada, hasta que Dios se interpuso en su camino dejándole las divinas plantillas y ahora, gracias a Dios, es un hombre nuevo (por un momento, parece que el anuncio va a dar un giro inesperado y que las plantillas vienen acompañadas de Fuerza para vivir, porque empieza a sonar una música angelical y el muchacho entra en una especie de trance), pero no, en ese momento aparece su hija de trece años (vaya trece años, esa está ya pal macho), y se echa un partido de fútbol a cara de perro con el padre (para haberlo sabido Van Basten). Finalmente, un turno de preguntas para demostrar que las delicias de Walk Fit son absolutamente imprescindibles para todo el mundo. ¿Son recomendables para deportistas? Sería un error no tenerlas. Mi marido es funcionario, ¿sería adecuado comprarle las plantillas? Mi respuesta es sí. Mi hija ha tenido la primera regla...No continúe, se hace ya acuciante. Tengo un perro labrador que pasa muchas horas de pie...También hay adaptadores para perros. Mi mujer se ha apuntado a bailes de salón...¿Y a qué espera para darle una sorpresa? Soy heavy y me ajusto mucho pantalones y zapatos...Hombre, no me haga usted el favor...Soy diabético....También hay una versión con jeringuilla...Tengo la tensión alta...Sufro de hemorroides....Soy del Real Valladolid... Sí, sí, sí.

2 comentarios:

Double Visionaire dijo...

Yo rockeo, con C y K, durísimo todos los días. Por no hablar de que castigo mis cervicales a ritmo de Barón Rojo. Me compro las dichosas plantillas, ¿no?
Amigo, ahora que ha pillado usted el ritmo, no espere otros 4 mesacos para publicar algo.
Ah! y échele usted un vistazo a www.100apocalypso.blogspot.com
Y ya puestos a recomendar, en http://es.spinner.com esta mi especial Halloween! Un abrazo!

Edukipedia dijo...

Muy recomendable,querido lector
Existe una variante además para rockeros,con cuña negra y motivos moteros.Saludos cordiales